Aquí viene la segunda entrega. La próxima
entrada intentaré que sea de otra cosa; ya sabéis, no me gusta cansaros.
20.- ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú, de
Stanley Kubrick.
Esta película la recuerdo… con dificultad.
Digamos que no estaba en perfecto uso de mis facultades mentales cuando la vi.
Lo cual no impidió que apreciara lo tremendamente buena que es (y, además,
facilitó la risas). Aun así, cada vez que pienso en comedias, en el sentido más
clásico de la palabra, las que se me vienen a la cabeza son esta y Ser o No Ser.
Lo único que es voy a contar es: atentos a Peter Sellers, a ver en cuántos
papeles le reconocéis.
19.- ¡Olvídate de Mí!, de Michel Gondry.
Vale, en primer lugar: se llama Eternal
Sunshine of the Spotless Mind (pasad de la traducción, es horrenda). En segundo
lugar: Jim Carrey es capaz de hacer, por una vez y sin que sirva de precedente,
un papel serio (y si le acompaña Kate Winslet, la mejor actriz de su
generación, mejor que mejor). Y en tercer lugar: es una peli romántica. La más
abiertamente romántica de la lista. Pero es fantástica. Así que no la juzguéis
sin verla, porque os perderéis una pequeña joya.
18.- Million Dollar Baby, de Clint Eastwood.
Hace demasiado tiempo que no veo
esta película. Años y años. Pero recuerdo nítidamente las sensaciones que me
produjo. Es absurdo intentar describirlas, porque la película es tan descarnada
y honesta que lo que hay que hacer es ver a Hillary Swank, Morgan Freeman y al
duro de Clint vivir sus tristes vidas y dejar que sus portentosas actuaciones
transmitan todo lo que tienen que transmitir, que es muchísimo. Una de esas
películas que dejan huella.
17.- Midnight in Paris, de Woody
Allen.
Ninguna peli de Allen me ha
atrapado como esta. Tiene algo especial, tiene encanto, tiene magia. Desde
luego, tener como personajes a Picasso, Gertrude Stein, Francis Scott y Zelda
Fitgerald, Cole Porter y, sobre todo, Ernest Hemingway, ayuda y mucho. Pero la
clave es la sincera ingenuidad con que un Owen Wilson sorprendentemente creíble
se encuentra con los prodigios de la Ciudad de la Luz. Y esa banda sonora…
16.- La Naranja Mecánica, de
Stanley Kubrick.
Si hay algo así como una película
perfecta (que yo haya visto), es esta. Kubrick apabulla con una puesta en
escena extremadamente cuidada para narrar una historia sobre la ultraviolencia y
las consecuencias negativas del conductismo y el totalitarismo. Contiene la
mejor escena de sexo jamás filmada (un ménage à trois a cámara rápida mientras
suena la obertura de Guillermo Tell, de Rossini), una versión espeluznante de “Singing
in the Rain” y la moraleja más perversa del cine. Redonda.
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