sábado, 27 de octubre de 2012

Películas II



Aquí viene la segunda entrega. La próxima entrada intentaré que sea de otra cosa; ya sabéis, no me gusta cansaros.
20.- ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú, de Stanley Kubrick.
Esta película la recuerdo… con dificultad. Digamos que no estaba en perfecto uso de mis facultades mentales cuando la vi. Lo cual no impidió que apreciara lo tremendamente buena que es (y, además, facilitó la risas). Aun así, cada vez que pienso en comedias, en el sentido más clásico de la palabra, las que se me vienen a la cabeza son esta y Ser o No Ser. Lo único que es voy a contar es: atentos a Peter Sellers, a ver en cuántos papeles le reconocéis.

19.- ¡Olvídate de Mí!, de Michel Gondry.
Vale, en primer lugar: se llama Eternal Sunshine of the Spotless Mind (pasad de la traducción, es horrenda). En segundo lugar: Jim Carrey es capaz de hacer, por una vez y sin que sirva de precedente, un papel serio (y si le acompaña Kate Winslet, la mejor actriz de su generación, mejor que mejor). Y en tercer lugar: es una peli romántica. La más abiertamente romántica de la lista. Pero es fantástica. Así que no la juzguéis sin verla, porque os perderéis una pequeña joya.

18.- Million Dollar Baby, de Clint Eastwood.
Hace demasiado tiempo que no veo esta película. Años y años. Pero recuerdo nítidamente las sensaciones que me produjo. Es absurdo intentar describirlas, porque la película es tan descarnada y honesta que lo que hay que hacer es ver a Hillary Swank, Morgan Freeman y al duro de Clint vivir sus tristes vidas y dejar que sus portentosas actuaciones transmitan todo lo que tienen que transmitir, que es muchísimo. Una de esas películas que dejan huella.

17.- Midnight in Paris, de Woody Allen.
Ninguna peli de Allen me ha atrapado como esta. Tiene algo especial, tiene encanto, tiene magia. Desde luego, tener como personajes a Picasso, Gertrude Stein, Francis Scott y Zelda Fitgerald, Cole Porter y, sobre todo, Ernest Hemingway, ayuda y mucho. Pero la clave es la sincera ingenuidad con que un Owen Wilson sorprendentemente creíble se encuentra con los prodigios de la Ciudad de la Luz. Y esa banda sonora…

16.- La Naranja Mecánica, de Stanley Kubrick.
Si hay algo así como una película perfecta (que yo haya visto), es esta. Kubrick apabulla con una puesta en escena extremadamente cuidada para narrar una historia sobre la ultraviolencia y las consecuencias negativas del conductismo y el totalitarismo. Contiene la mejor escena de sexo jamás filmada (un ménage à trois a cámara rápida mientras suena la obertura de Guillermo Tell, de Rossini), una versión espeluznante de “Singing in the Rain” y la moraleja más perversa del cine. Redonda.

lunes, 15 de octubre de 2012

Películas I



Bueno, ya era hora de volver a escribir por aquí. Demasiado tiempo he dejado que pasara. Lo cierto es que no estoy especialmente inspirado, pero algo tengo que escribir, así que voy a volver a un tema que apenas he tocado por aquí: el cine. Para que os hagáis una idea del tipo de películas que me gustan, ¿qué mejor que otra de mis listas? Pues sí: he aquí la primera entrega de mis 25 pelis favoritas. Vamos allá.
25.- Hannah y sus hermanas, de Woody Allen.
He visto bastantes películas de Woody Allen. Aunque con este tío, “bastantes” nunca son suficientes. Pero la cosa es que esta la vi sin demasiadas expectativas y me encantó. Para empezar, tiene a Michael Caine, uno de mis actores fetiche, en uno de sus mejores papeles (ganó el Oscar); el resto del reparto también es brillante; la trama es sencilla, pero llena de pequeños detalles y matices, elegantemente expuestos por un Allen especialmente inspirado en la dirección; y termina bien, algo que cada vez valoro más en historias de este tipo. Muy recomendable.
24.- Watchmen, de Zack Snyder.

Creo que la primera vez que tuve la sensación de estar presenciando un espectáculo grandioso en una sala de cine (más allá del asombro infantil ante las explosiones y las batallas) fue viendo Watchmen. Llegaba con muy poca información acerca de la historia, más allá de cuatro cosas que me habían comentado amigos o había leído en internet. Las colosales dimensiones del argumento, el vigor con que estaba contado, la cuidadísima estética, la profunda voz de Rorschach leyendo las palabras dementes de su diario en voz alta… Y la banda sonora. Bestial.
23.- Trainspotting, de Danny Boyle.

Esto es un clásico moderno y lo demás son tonterías. Dieciséis años hace de su estreno, y el nivel de devoción y culto que ha alcanzado es difícilmente comparable con otras películas de su época (quizás El Club de la Lucha). Lo cierto es que está llena de momentos míticos, icónicos, que han sido parodiados y homenajeados mil veces (el bebé que gatea por el techo, la huida inicial de la policía, la inmersión en el váter). Pero lo que distingue esta película, en mi opinión, son los personajes: Renton, Begbie, Spud, Sick Boy… son todos memorables, por distintas razones. Y, por supuesto, está Escocia. Y la heroína.
22.- Toy Story 3, de Lee Unkrich.

“¡Pero si es una peli de niños!”. Cierra el pico y contempla este espectáculo. 103 minutos de perfección a la hora de contar una historia. Una historia apasionante, de sentimientos encontrados y profundos, que no descuida el humor, llena de aventuras y con homenajes a clásicos del cine contemporáneo (La Guerra de las Galaxias, El Padrino, los thrillers de Scorsese). Y protagonizada por juguetes. ¿Y qué? ¿Acaso El Señor de los Anillos no mola porque los hobbits no son humanos? Lo importante es que la película te atrape. Y, si la dejas, esta película te atrapará.
21.- American Beauty, de Sam Mendes.

Una de las películas que más me ha sorprendido en mi vida, sin duda. La mejor película sobre los suburbios norteamericanos que se ha hecho (probablemente), contiene feroces críticas al estilo de vida de finales de siglo XX en Estados Unidos y Occidente en general. Nuevamente, sin embargo, la película se mantiene en el recuerdo gracias a unos personajes excepcionales: el padre de familia hastiado por su aburrida vida, la hija adolescente preocupada por su aspecto y por cómo hacerse mayor, la madre perfeccionista, dedicada a su trabajo, que vive atrapada por la imagen que quiere dar, el joven traficante de drogas obsesionado por grabar cosas en vídeo, la animadora engañosamente frívola… y más. Un tapiz de las patologías propias de nuestra época, mostrado con ingenio y rigor por un Sam Mendes brillante. Para verla una y otra vez.

Bien, de momento esto es todo. Ya veré cuándo vuelvo con la segunda entrega. Saludos.