Él la
vio, pero ya era tarde. Ella lo atropelló y pensó que habría sido un bache.
Entonces él, que yacía muerto en la carretera, se puso en pie y siguió la
estela dejada por los faros del coche. No le llevó demasiado alcanzarlo; se
había detenido en la puerta de una casa de campo cercana. Entró por la puerta
de atrás y la encontró en la cocina. Ella lo miró estupefacta. Estuvo a punto
de gritar, pero se quedó con la palabra en la boca.
- Se te ha caído esto – le dijo sonriendo, y dejó un pequeño objeto reluciente en la encimera. Después se marchó por donde había venido y se tumbó en el asfalto, a esperar.
- Se te ha caído esto – le dijo sonriendo, y dejó un pequeño objeto reluciente en la encimera. Después se marchó por donde había venido y se tumbó en el asfalto, a esperar.
Es genial, ya te lo dije. Creo que, incluso, hay material para algo más largo (vamos, como idea)
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